Guillermo del Toro, el cineasta que nos enseñó que la belleza puede tener branquias y que la inocencia a menudo requiere ser desobediente para sobrevivir, siempre ha habitado un espacio incómodo: la intersección entre el terror estético y la ternura radical. Su universo narrativo es un continuo argumento a favor de lo defectuoso, lo marginado y lo gloriosamente incorrecto. Para muchos, Del Toro no solo cuenta historias, sino que traza un mapa emocional que justifica la existencia de aquello que la sociedad se empeña en esconder.
El Banquete del Monstruo Imperfecto: Una Inmersión Íntima en la Mente de Guillermo del Toro
Esta visión profundamente personal es el eje central de Sangre del Toro, el documental que se presenta como la radiografía más íntima de su psique creativa, menos una biografía formal y más una inmersión en la arquitectura mental que da vida a sus criaturas. Dirigido por el cineasta francés Yves Montmayeur, un documentalista con amplia experiencia en explorar el mundo del cine y que presentó la obra en la sección Venice Classics, el filme se aleja deliberadamente de la línea de tiempo cronológica. Montmayeur, que cuenta con una trayectoria de dos décadas, busca ofrecer un „viaje íntimo” al universo creativo, retratando a Del Toro simplemente „en un momento de su vida”.
El documental se enfoca en desentrañar la arquitectura mental del cineasta tapatío. No es una biografía clásica, sino que se introduce de lleno en la mente del director, reuniendo testimonios del propio Del Toro y de colaboradores cercanos, como el director artístico Eugenio Caballero. Visualmente, la película se sirve de un recurso brillante: utiliza muchas imágenes de la gigantesca exposición En casa con mis monstruos, que se presentó en Guadalajara en 2019. La exposición en sí misma es un objeto de estudio, ya que se centra en el arte de lo que se considera monstruoso, no solo en forma física, sino también en su „comportamiento o significado”.
Al mezclar este vasto archivo personal con escenas de sus grandes producciones, como Hellboy, El laberinto del fauno o La forma del agua, el documental utiliza la colección como si fuera la biografía misma. La exposición, siendo una síntesis curada por Del Toro de todas sus influencias (desde objetos de arte sacro mexicano hasta referencias a Edgar Allan Poe), permite al documental mapear el desarrollo psicológico del director sin necesidad de seguir un calendario lineal. La estructura del filme, por lo tanto, imita la naturaleza asociativa y no lineal de la propia imaginación de Del Toro.
„Debemos Estar Jodidos”: La Filosofía del Arte Sin Pedigrí
Si hay un punto filosófico que define la esencia del director mexicano, y que el documental captura de forma crucial, es su defensa de la incorrección. Del Toro sorprendió con una declaración en Venecia que se convierte en la tesis central de su arte: la imperfección no es una deficiencia, sino la fuente necesaria de la creación. Capturando la voz del director en un momento de gran convicción, el documental enfatiza su afirmación de que la imperfección es algo deseable.
Del Toro lo formuló de manera contundente y con una dosis de humor negro: „Podemos estar jodidos y crear arte. De hecho, ¡debemos estar jodidos!”. Esta idea va más allá de un mero permiso para el error; es una profunda reflexión sobre la autenticidad. El arte de verdad, sugiere, debe nacer de la incomodidad y la fricción. Esta filosofía de la falla es presentada como una vigorosa repulsa a las exigencias de pureza o perfección impuestas por estructuras rígidas.
La pregunta retórica que lanzó Del Toro revela la intención social de su trabajo: „No tenemos una posición en la iglesia, no somos políticos, ¿por qué deberíamos ser perfectos?”. Al despojarse de la necesidad de un pedigrí moral o institucional, el artista se libera para retratar la verdad humana en sus „rasgos más crudos”. La aceptación de estas fallas y esta „jodidez” intrínseca se conecta directamente con uno de los grandes motores narrativos de su filmografía: la desobediencia.
Si el orden establecido exige una perfección inalcanzable (el dogma, el poder), entonces el acto de abrazar la propia realidad imperfecta se convierte en el acto más moral y humano. Es la desobediencia la que guía a la Ofelia de El laberinto del fauno a buscar la verdad, y es la aceptación de la mortalidad y la imperfección lo que permite a su Pinocho alcanzar la humanidad. El documental, al trazar estos paralelismos, demuestra que la obra de Del Toro es un argumento sostenido contra el blanqueamiento de la realidad social y emocional, utilizando al monstruo como herramienta de dignificación.
Los Laberintos de Guadalajara: La Sangre Mexicana en el Horror Global
Para entender dónde se origina este apetito por lo gótico y lo imperfecto, Sangre del Toro necesariamente viaja a Guadalajara. El documental se adentra en la infancia formativa del director, un periodo que estuvo marcado por el miedo infantil a la muerte. Del Toro comparte en el filme cómo sus padres lo dejaban en el cine desde las diez de la mañana para ver películas de terror, un ritual que sembró su amor temprano y profundo por el género.
Esta relación temprana y práctica con el cine se estableció a una edad sorprendentemente joven. Del Toro relata cómo hizo su primera película a los ocho años, utilizando la cámara Súper 8 de su padre. Este detalle subraya que su identidad como cineasta no fue una vocación tardía, sino una necesidad expresiva que se manifestó casi desde la cuna. El filme no solo rastrea el origen de su técnica, sino de su estética. Los puntos de anclaje de su estilo gótico son revelados como profundamente locales.
Su gusto por lo gótico, confiesa, le viene de la imponente catedral de Guadalajara. Más aún, la cultura mexicana, con su familiaridad y culto a la muerte, es identificada como un elemento „muy metido en el espíritu de Del Toro”. Esta conexión contrasta con la narrativa común que suele ver el cine de terror como puramente eurocéntrico, demostrando que Del Toro filtró el género a través del prisma de la fatalidad y el melodrama barroco latino, elevando la iconografía mexicana a un nivel de influencia tan vital como los monstruos clásicos. Un elemento narrativo constante en sus historias es su amor por los laberintos, una fascinación que el director también aborda en el documental. El laberinto es, por definición, una estructura de búsqueda y confusión que encapsula el miedo y la necesidad de encontrar un camino a través de un caos percibido. Al conectar estas estructuras narrativas con su geografía natal, el documental subraya que la „sangre” de Del Toro es una amalgama indivisible de horror global y tradición tapatía.
Bleak House: La Colección como Conciencia Externalizada
Si la infancia de Del Toro explica el origen de su fascinación, su colección personal en Los Ángeles, conocida como The Bleak House (un guiño a Charles Dickens), es la materialización tangible de esa mente. El documental utiliza esta residencia, que es un insólito museo repleto de más de 600 objetos que reflejan su obsesión, para explorar su fascinación perenne por lo monstruoso.
La célebre exposición En casa con mis monstruos, cuyas imágenes son un pilar visual del documental, es, en esencia, la exportación pública de su conciencia creativa. La colección es intencionalmente ecléctica, pues su propósito es examinar el arte de lo monstruoso no solo en su forma física, sino también en su „comportamiento o significado”. La muestra revela la metodología de Del Toro: cómo toma influencias vastas y extranjeras (desde Poe y Lovecraft hasta Moebius) y las transforma, poniéndolas en contexto con la imaginación fantástica mexicana. Esto incluye la comparación de mitologías foráneas con el arte sacro y la caricatura política mexicana, que tienen raíces históricas que se remontan a la Colonia.
Esta dedicación a sus objetos va mucho más allá del simple coleccionismo. Cuando parte de su acervo fue empacado para la exhibición en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA), el director admitió sentirse profundamente incómodo y declaró que la casa se sentía „vacía”. Él considera a estas criaturas y artefactos sus „compañeros” y „cuidador”. Este detalle revela un aspecto profundamente humano y vulnerable del director. La Bleak House no es solo un almacén de arte, sino un santuario psicológico. Al mostrar esta dependencia emocional de sus „monstruos,” el documental ilustra cómo el coleccionismo se convierte en un mecanismo de defensa contra el caos del mundo exterior. Es un artista que necesita construir un refugio físico para su imaginación, y el filme documenta la íntima relación entre el hombre y sus criaturas.
Anatomía del Antagonista: El Verdadero Horror en Traje y Corbata
La exploración de la mente de Del Toro en Sangre del Toro revela que su fascinación por los monstruos siempre ha sido una forma oblicua de crítica social. Una premisa fundamental de su cine es que las estructuras de poder y la opresión sistémica son los verdaderos antagonistas, no las criaturas de fantasía. Sus filmes, como El laberinto del fauno, utilizan la fantasía como „refugio y acto de resistencia” contra la „opresión y la violencia del mundo adulto”.
El director identifica la fuente del monstruo moderno como ideológica. La brutalidad no emana de la biología o de lo sobrenatural, sino de la „certeza, el dogma, el seguimiento de la idea de que somos nosotros y ellos”. La división es, para Del Toro, la raíz de la inhumanidad, y su cine busca exponer a la autoridad que disfraza la crueldad. De hecho, afirma que los monstruos más brutales de hoy en día tienen „traje y corbata”.
Esta filosofía adquiere una relevancia contemporánea vital cuando Del Toro la aplica a problemas sociales inmediatos. En el documental, se le escucha reflexionar sobre el estado de la migración, lamentando lo „absolutamente terrible” que resulta ver la migración como un factor dañino. Él considera esta postura una locura, ya que un país como Estados Unidos fue „creado en base a la migración”. Al vincular el arquetipo del monstruo, un ser marginado y rechazado (como el monstruo de Frankenstein), con la experiencia del migrante moderno, Del Toro transforma los tropos clásicos del horror en una parábola política inmediata sobre la alienación y la crueldad de las fronteras. El documental confirma que, bajo el barniz de la fantasía oscura, yace un autor con un profundo compromiso humanista que busca la empatía incluso en los personajes más deformes.
Una Última Función: El Final de un Ciclo y la Próxima Transformación
Sangre del Toro no solo mira hacia atrás, sino que documenta un punto de inflexión profesional. El documental capta la atmósfera de colaboración y generosidad que define su proceso creativo. Del Toro, conocido por su habilidad para inspirar a sus equipos, describió a uno de sus actores principales que haría de él „un banquete como actor”, confirmando su compromiso con un entorno que fomenta la expresividad y el alto rendimiento creativo.
Sin embargo, el testimonio más revelador del director es su propia autoevaluación. Del Toro confirma categóricamente que su último proyecto cinematográfico representa el final de una era: „supe que es el final de un ciclo eso sí lo tengo clarísimo”. Según él, todo lo que practicó y produjo durante tres décadas de dirección culminó en esa película, marcando un punto de clausura antes de que comience un „nuevo ciclo”.
Esta declaración confiere un peso histórico particular a Sangre del Toro. El documental, dirigido por Montmayeur, se convierte no solo en un estudio de caso sobre la creatividad, sino en la retrospectiva definitiva sobre la filosofía, las influencias y la metodología que definieron al Guillermo del Toro de la primera etapa: el hombre detrás de El laberinto del fauno, La forma del agua y la animación Pinocho. Al documentar la conciencia creativa justo cuando el artista declara el cierre de su fase estética dominante, el filme sirve como la crónica esencial de la „sangre” que impulsó estas tres décadas de fantasía. La obra de Montmayeur es, por tanto, una culminación y una despedida, un mapa detallado del camino recorrido antes de la próxima metamorfosis artística.
La Cita en Netflix
Prepárense para adentrarse en la mente más tierna y terrorífica del cine contemporáneo, pues el viaje íntimo a la Sangre del Toro se estrena en Netflix el 21 de noviembre.

